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Arturo Hernández Alcázar concibe este libro (Escombro) como una escultura hecha de fragmentos, destrucciones, narraciones, recortes, detritus, ruidos y pedazos recolectados entre los sedimentos de una economía en colapso.

A través de estos procesos, basados en el acto de deambular, en la caminata y la deriva como formas de articulación y pensamiento, y la pepena como metodología impura, Hernández Alcázar activa microprocesos de erosión y afecto en contextos críticos y periféricos, en donde la colisión de ciertas fuerzas negativas organizan de manera autónoma, y a veces aberrante, el espacio social-económico en el que nos relacionamos. A lo largo de esta obra, va delineando un inventario diletante y subjetivo del lento declive de lo sólido y lo permanente, develando otras potencias imprevistas.

 

El libro se acompaña de una conversación con Guillermo Santamarina y textos de Cécile Bourne-Farrell y Jean Cartier-Bresson así como del propio artista. Se publica en una edición trilingüe (español, inglés y francés) que consta de quinientos ejemplares, de los cuales diez son pruebas de artista y cuarenta están numerados, firmados e incluyen una obra original del artista (Una jornada de trabajo con Carlos y Kimos. Disco formato 7 pulgadas vaciado en cobre reciclado a la cera perdida). 

 

Coeditado por el mojado ediciones y Editorial RM.

Dependiendo de la calidad, el kilo de cobre en el mercado negro oscila entre los 90 y los 120 pesos. En sus propias palabras, Kimos y Carlos se dedican a la destrucción, son destructores. Viven y trabajan en el sur oriente de la Ciudad de México en la colonia Renovación, donde en condiciones precarias colectan, compran, destruyen y clasifican materiales residuales de aparatos electrónicos, motores, planchas y enseres desechados por una economía incrustada en la acumulación y el desecho. Son, de hecho, mineros de superficie.

Grabé el sonido de toda la jornada de trabajo y una larga charla. Al final del día compré el cobre recolectado.

La pista de sonido la llevé a un disco de vinil grabado del que hice moldes para vaciar a la cera perdida, fundiendo el mismo cobre que obtuvieron ese día. El sonido resultante es el de la relación electromagnética  entre el cobre reciclado y la punta de diamante de la aguja.

La obra Una jornada de trabajo con Carlos y Kimos, es un múltiple de 40 copias + copias de artista y consiste en un disco fonográfico de 7 pulgadas, vaciado en cobre reciclado a la cera perdida.

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